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El tiempo de ver
televisión se correlacionó directamente con Índice de aumento
periférico (PAIx) en una población adulta. Esta relación se
mantuvo incluso después del ajuste por la actividad física, la
edad, el sexo y otros factores de riesgo cardiovasculares.
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La actividad física
evaluada con acelerómetro y el 7 day PAR se asoció con un mayor
descenso nocturno de la presión arterial y, en consecuencia, un
menor ratio noche/día de la presión arterial sistólica y
diastólica.
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La actividad física
regular y en particular el tiempo de actividad de intensidad
vigorosa por día, se asoció inversamente con los parámetros
relacionados con el envejecimiento cardiovascular después del
ajuste para posibles factores de confusión, lo que indica un
efecto positivo de la actividad física sobre la salud vascular
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La velocidad del
pulso y el grosor de la íntima-media mostraron una asociación
inversa con la ingesta de productos lácteos bajos en grasa y una
asociación positiva con la ingesta de lácteos enteros, por lo
que el componente de grasa de los productos lácteos pueden
desempeñar un papel importante en la rigidez arterial y
aterosclerosis subclínica.
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En la población
general, los valores más bajos del Ratio Arteria/vena (AVR) (un
marcador de daño microvascular) están asociados con el aumento
de las grosor intima media de carótida) de la carótida, Índice
de aumento central, y la Velocidad de la onda del pulso
(marcadores de la rigidez arterial y por lo tanto del daño
macrovascular y arterial envejecimiento). El AVR puede ser un
buen predictor de daño vascular subclínico en las grandes
arterias.
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El Índice glucémico
y la carga glucémica se asociaron directamente con Índice de
aumento radial en adultos sin enfermedad cardiovascular,
independientemente de la edad, sexo, actividad física y otros
factores de confusión.
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El tiempo sedentario
total y el tiempo de sedentarismo en “bouts” ≥ 10 min, según la
evaluación de acelerómetro, fue asociada con incremento del GIM
de la carótida. Estos resultados apoyan que la reducción de
tiempo sedentario y el aumento de interrupciones en el
sedentarismo podría representar una estrategia adicional útil en
la prevención de la enfermedad cardiovascular.
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La actividad física
realizada, así como la intensidad de esta, evaluadas de forma
objetiva con el acelerómetro, presentan asociación inversa con
el Índice de aumento central. Por lo tanto, la realización de la
actividad física, así como su intensidad, puede ser un medio
para mejorar este parámetro.
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La versión en
español del cuestionario breve de Evaluación de la Actividad
Física (SBPAAT) es una herramienta válida para identificar a los
pacientes de habla hispana que no son lo suficientemente activos
para obtener beneficios para la salud y muestra una aceptable
validez en todos los grupos de edad y sexo. Utilizando el SBPAAT
como herramienta de cribado para la en el sistema de atención
primaria española podría contribuir a aumentar la eficiencia de
los programas de actividad física, proporcionando un registro
fiable y la identificación de aquellos a quienes se les debe
ofrecer programas de promoción de actividad física.
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Un consumo frecuente
de kiwi en la dieta habitual se asocia con menores
concentraciones plasmáticas de fibrinógeno, un mejor perfil de
lípidos en plasma.
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La actividad física
moderada -vigorosa en adultos es un mediador en la relación
entre el comportamiento sedentario y resistencia a la insulina.
Así pues, las recomendaciones de estilo de vida saludables deben
fomentar tanto la promoción de moderada a vigorosa y las
estrategias para evitar los comportamientos sedentarios con el
fin de mitigar el riesgo cardiometabólico.
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La interrupción del
tiempo de sedentarismo se asocia negativamente con algunos
parámetros de envejecimiento arterial, sobre todo con el
Ambulatory Arterial Stiffness índex (AASI) y la presión de
pulso. Estos hallazgos confirman que interrumpir el tiempo de
sedentarismo debe ser una recomendación complementaria a las
recomendaciones de realizar actividad física con el fin de
prevenir enfermedad cardiovascular
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La obesidad
abdominal juega un papel crítico en la relación entre la
actividad física moderada- intensa y la resistencia a la
insulina, y que nos alerta de que la actividad física sólo
produce beneficios en la resistencia a la insulina si no se
acompaña de comportamientos compensatorios que podrían mitigar
su influencia en el perímetro abdominal (por ejemplo, tiempo de
sedentarismo o cambios nutricionales).